Cómo reducir la acción nociva de las palomas en las ciudades

15 de enero de 2020

Las infecciones se transmiten a los humanos a través del contacto directo con las aves o por medio de la inhalación de sus excrementos en forma de polvo microscópico. También se contagian mediante agentes infecciosos como virus, hongos y bacterias que causan alergias y dolencias respiratorias considerables. Algunas de las enfermedades más comunes suelen ser psitacosis, gastroenteritis, infecciones de hongos y, en ocasiones, hasta casos de gripe aviar. Los cuadros más comunes que provocan en los humanos son fiebres, diarreas, náuseas, vómitos, dolores abdominales, infecciones pulmonares, que también afectan al bazo y al hígado y cuadros alérgicos.

Por estas razones, la paloma bravía o común se ha convertido en un serio problema para la convivencia en las grandes poblaciones. Históricamente estas aves anidaban en los acantilados y en zonas rocosas, pero a partir de mediados de siglo, comenzaron a establecerse en las ciudades para cubrir dos objetivos: deshacerse del peligro de depredadores como halcones y águilas, y conseguir comida de manera fácil y abundante.

El problema de superpoblación está favoreciendo la aparición y el desarrollo de bacterias y graves enfermedades, pero también está produciendo cuantiosas alteraciones estéticas y un deterioro del patrimonio arquitectónico. Las heces de una paloma -que pueden llegar a los 15 kilos al año por ave- son altamente corrosivas, y muchas contienen simientes que terminan brotando en las fachadas de edificios históricos y protegidos, provocando daños y afeando su aspecto.

La causa del problema se encuentra en la densidad de población que soportan muchas ciudades españolas. Los expertos señalan que la media tolerable de densidad está entre 300 y 400 palomas/Km2 y que, si se supera este número, es necesario establecer estrictas medidas para controlar su población. La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental ya ha solicitado medidas urgentes que contribuyan a controlar esta especie, por ser potenciales transmisores de graves dolencias.

Una de las medidas más eficaces para atajar el problema de la superpoblación de palomas es prohibir su alimentación, aunque solamente ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia lo aplican en sus ordenanzas municipales. Además, es importante asegurar siempre que los contenedores de basura estén bien cerrados y no dejar bolsas de basuras o alimentos a la intemperie. En cuanto al patrimonio arquitectónico es aconsejable que se realice una vigilancia periódica y una correcta conservación de los edificios para evitar que a través de cualquier hueco puedan encontrar una vía de entrada y anidar en cubiertas o cámaras de aire.

También es necesario ofrecer más información a los ciudadanos para que conozcan la realidad del problema y tomen conciencia.

Consciente de esta situación, la multinacional experta en control de plagas e higiene ambiental, Rentokil Initial, dispone de un equipo especializado en protección de edificios contra anidación y posado de aves que analiza detenidamente las características del edificio y el grado de infestación o afectación.

Una vez analizado cada caso particular, los técnicos de Rentokil Initial proponen al cliente desarrollar el método más idóneo y comienza así la activación del plan de protección.

Entre los métodos más utilizados por Rentokil Initial para impedir la anidación y posado de palomas se encuentran las redes, el sistema electrostático, las púas antipalomas o los sistemas de cables Avistrand.